martes, 18 de enero de 2011

Movida 105: Cosas que yo tengo y vosotros no (XVI).

Increíble pero cierto. ¡Sigo recibiendo cosas!


Guillermo Macías es, bueno, un crack como la copa de un pino, qué queréis que os diga:

"Yo tengo una cosa y vosotros no.
Mi tesoro es una camiseta del 10º aniversario de Grefusito, ese gran amigo de la infancia que nos a dado tantos momentos buenos, tantas caras llenas de pizquillas y, cómo no, esos bebés que dejaban de ser apeteciblemente achuchables para convertirse en bichillos graciosos llenos de una pasta amarillenta y pegajosa por la boca, manos. ropa y un largo etc.

¿Os preguntaréis por qué yo y solo yo tengo ésta camiseta conmemorativa?
Bueno, todo empieza en mi infancia. Mi abuela tenía una panadería en unos de los “mejores y más castizos” barrios de Madrid: San Cristóbal de los Ángeles.
Como sabréis, la picaresca y las buenas artes se manejaban tantos entre vendedores como entre clientes. El caso es que mi abuela, haciendo gala de su protocolo para con el cliente, casi todos niños, no les daba los premios de los Phoskitos, Matutano o los póster que venían con los helados. Y os preguntaréis, ¿quién se los quedaba? Efectivamente, su nieto favorito que solo perdía ese título cuando se comía una docena de huevos Kinder.
Pero como ya os imagináis, todo en la vida tiene un coste y esa camiseta de Grefusito de algodón del bueno, del que se hacia antes, no las mierdas que fabrican ahora los chinos, tenía un precio: vigilar el negocio familiar. Vigilar que todas las bolsas de cualquier alimento apetecible para los niños siguiera en su lugar cuando mi abuela se incorporaba de coger los palitos de azúcar situados en la parte baja del mostrador.
En definitiva, era el “puertas” de la panadería de mi abuela.

PD: En el barrio de San Cristóbal nadie acabó ninguna colección de pegatinas ni consiguió ningún premio regalado por las diferentes marcas de snacks y bollería industrial. Si alguno de vosotros sois de esa zona y nunca terminasteis la vuestra a pesar de hincharos a bollos y patatas, lo siento, la avaricia me cegó."



Sonia Sánchez conserva un piano Casio como un, bueno, claro, como un piano de chulo:

“Siempre me empeñé en conseguir la máxima puntuación y, si no la conseguía, volvía a empezar. La gente estaba hasta las narices de verme tocar una y otra vez la ‘bossanova’”


Y los demás, ya sabéis: foto y explicación a lasmovidasdedaniel@gmail.com

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