lunes, 30 de noviembre de 2009

Movida 62: tanteando la primera división.


Pues di tú que les mandé la viñeta a los de El Jueves para ver si me la publicaban en una sección que tienen para colaboraciones de los lectores y ¡la han publicao!
¡Ole, ole! ¡Peroquecontentostoyyyyyyy!

P.D. Entrad en www.eljueves.es y en la sección "¡Tú eres el redactor!" lo veis con vuestros propios ojos de ver.
O directamente en http://www.eljueves.es/categoria/29/tu_eres_el_redactor.html

viernes, 27 de noviembre de 2009

Movida 61: Dibujando tontás (VIII)


Si viniese a la Tierra un extraterrestre durante este follón y le explicásemos que todo pasa porque comer pescado es bueno, a-lu-ci-na-rí-a.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Movida 60: Rimembar (II) Ábrete Sésamo


Hubo un tiempo en el que todo lo que una persona debía saber no estaba en Internet porque (que dejen de leer aquí los más impresionables) ¡Internet no existía!
Era otra época en la que algunos dinosaurios aún campaban a sus anchas por esas zonas de tu ciudad de las que tus padres te han dicho más de mil veces: “¿Ves aquello de allí al fondo? Pues antes, todo eso era campo”.

Bueno, pues en ese tiempo, los niños del pasado, al no haberse aprobado aún la reforma educativa que creó la E.S.O., teníamos sed de conocimientos de complejidad nula, llena de dibujos explicativos y textos con la letra bien gorda. Éramos así, qué pasa.

Y los americanos, que son más listos que el tipo más listo que tú conozcas (a menos que sea americano, claro), se dieron cuenta de eso y de nuestro potencial para sacarle los cuartos a los papis y, con esto en la cabeza, crearon la Wikipedia 0.0. Lo que pasa es que, para aquel entonces, el nombre era feo y prefirieron llamarla ENCICLOPEDIA ÁBRETE SÉSAMO. Guay.

Como sabían que darnos todo el saber “así, de sopetón” podría arruinar nuestros tiernos sesos, prefirieron ir dosificando las entregas por semanas. De esta forma, mataban dos pájaros de un tiro: el chorreo de pasta se disimulaba y, además, nos ayudaban a potenciar el único arma útil de “los sin buena suerte”, la constancia.

Así, semana tras semana, iban llegando al kiosco los tomos nuevos. Desde la A hasta la Z, incluidas las denostadas CH y LL y pasando muy rapidito por la limitada W (¿qué palabra de interés empieza por esta letra? ¿Waku, Waku?)

Y casi todos aderezados con regalitos (puro y salvaje marketing para agarrarnos por los cataplines). De los cuales sólo recuerdo la pelota azul que venía con el número uno (actualmente en mi casa), una especie de repisilla roja que daban a cachos para colocar la colección al final (hoy rota) y un juego de acuarelas que se secaban a toda velocidad (secas today, claro).

En cualquier caso, aún sin las sorpresitas, la obra tenía valor en sí misma. Contenía más enseñanzas que la Biblia y todos los libros de Teo juntos: poesías, manualidades varias (cuando pases cerca de la Plaza Mayor de Madrí y veas a un tipo que hace ceniceros con latas de refresco, no le preguntes que quién le enseñó a hacer eso porque lo más seguro es que te diga: Don Pimpón), dibujos de los personajes, cómo dibujar tú a los personajes (de nuevo el concepto Ikea) y un larguísimo etcétera (Nota del autor: “un larguísimo etcétera” realmente significa “alguna cosa más que ahora no me acuerdo”) que la convirtieron utomáticamente en la referencia cultural definitiva de toda una generación de niños que, a día de hoy, aún no hemos sido capaces de vender ni una sola escoba.

A ver si los chavales de Los Lunnis tienen más suerte…

viernes, 13 de noviembre de 2009

Movida 59: Rimembar (I) El CinExin


Muchos, muchos años después de que los hermanos Lumière estirasen la pata…
Muchos, muchos años después de que el sonido y el color llegasen al séptimo arte…
Muchos, muchos años después van los de Exin y se pasan por el forro todos los avances y sacan el artilugio que, seguramente, ha convertido a Alejandro Amenábar en lo que es.
Van los de Exin y sacan el juguete definitivo: EL CINEXIN.

Como sabréis todos los que fuisteis niños de bien, el CinExin (compuesto por la palabra Cine, que quiere decir cine, y la palabra Exin, que quiere decir Empresa juguetera que vendía también las construcciones de castillitos) era un ¿juego? compuesto por un pequeño proyector que tú mismo tenías que hacer funcionar con una manivela (así nos fueron introduciendo en el concepto Ikea, quijosdeputa) en el que se reproducían cassettes de Super 8, que se vendían por separado, con los fragmentos más chungos de largometrajes de animación tipo Los Pitufos, Mickey Mouse o Astérix.

El cacharro tenía múltiples ventajas. Concretamente, tres:
Podías ver las pelis cuando tú querías (años después, YouTube basó su negocio en esto).
Podías reproducirlas hacia atrás o hacer graciosos juegos de adelante/atrás/adelante/atrás (¡creando escenas verderonas donde antes no las había!)
Al ser cine mudo, podías hacer doblajes aún más graciosos que las ya de por sí graciosas reproducciones adelante/atrás/adelante/atrás (Florentino Fernández empezó así. Me apuesto dos peniques).

Y, eso sí, una clara desventaja: era peor que cine mudo.
Porque si simplemente no se escuchase nada, pues bien. Pero el trasto se ve que tenía que cumplir la función de intermediario entre la carraca y la PlayStation y hacía un ruido horrible que, además, emitía en una frecuencia que, por el motivo que fuese, era especialmente audible y molesto para los padres. Lo que limitaba sobremanera las horas de proyección (la sesión golfa era impensable).

Por otro lado, y formando un todo, estaba la caja.
Que, además de refugiar a la bestia, hacía la función de (¡tachán, tachán!) pantalla de proyección. Sí. Tú la dejabas abierta y podías ver la pinícula (o flín) sobre ella.
Eso, claro, en teoría, porque la realidad era que no había Dios que consiguiese colocar el cacharro a la altura y distancia perfecta para que todo cuadrase a las mil maravillas. Al final, casi siempre, se optaba por una pared (con gotelé) o por tu propio culo (¡Eh, mira, tengo un pitufo en el culo!). La risión.
Para terminar con la caja, diremos que la decoración externa corrió de la mano del mismo maestro imitador de personajes Disney que hace los frisos de las pistas de coches de choque de todas las ferias españolas.


Y así pasaban las tardes de los años 80…

Mientras los mayores veían en la tele caer el muro de Berlín, nosotros nos partíamos el ojete proyectándonos dibujos animados en el ídem.

Movida 58: Rimembar (0)

Empieza Rimembar.
El catálogo ilustrado para amnésicos, niños de hoy e infantes pobres del pasado.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Movida 57: Crónicas desde la Costa Marrón (XI). Fúrgol es fúrgol.

Como Alejandro Sanz. Con el corazón partío.
Así entraba ayer en el Bernabeú.

Por un lado, el Madrid de mis amores. Ése equipo que me mandaba a la cama sin cenar cuando perdía y yo era un niño gordo (antes se era gordo. Ahora no sé cómo los llaman para que no se traumaticen y hagan matanzas en el colegio y cuelguen vídeos en Youtube y, al final, la tele diga que la culpa de todo la tiene Marilyn Manson), y por otro, el costamarrocense Alcorcón.

De nuevo David contra Goliat. Con el agravante de que esta vez David no sólo le había endiñado con la piedra en el ojo, sino que, además, le había dado una patada en las pelotas (porque un 4-0 es exactamente eso).

Total, que di tú que empieza el partido y que resulta que los amarillitos van a tope y que empiezan a hacer jugaditas y que triangulan y que, llegados el caso, le sueltan alguna hostieja a los madrilistas, y que tiran a puerta y Dudek (vaya nombre para un portero) falla un poco y yo grito (henchido de orgullo periférico) “¡Qué quiten a ese y que saquen al de Móstoles!”

La fiesta padre, vamos.

Y así durante noventa y tantos minutos.

Resultado: 1 a 0 y para casa. Los del Alcorcón a dormir porque hoy es miércoles y hay que currar y los otros a meditar, como Alejandro Sanz: con el culo partío.


A Javi. Que sin él, ni Bernabeú ni leches.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Movida 55: Próximamente...

Hay dos hechos objetivos.
Uno, me he mudado. Dos, lo guardo todo.

Así que:
No olvidéis gorra, mochila, bocata y una pieza de fruta.
Traed una autorización firmada por vuestro padre/madre/tutor legal.
Y engrasad los condensadores de fluzo porque:
¡nos vamos de viaje temporal!

En breve, empieza RIMEMBAR*


* remember /rɪ'membər / || /rɪ'membə(r)/ verbo transitivo
(recall) acordarse (conj.⇒) de, recordar (conj.⇒);
I ~ him saying something about … me acuerdo de or recuerdo que dijo algo de …

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Movida 54: Arroyomolinos es un barrio de Nueva York.


Por lo general, todos los que viajan a esta ciudad ultramarina suelen traer consigo el recuerdo de sus rascacielos, del humeante alcantarillado y de la multirracialidad de sus gentes. Bueno, vale, mola.

Otras personas se quedan con el color del cielo, el sonido del tráfico o las tiendas. Bueno, vale, mola.

Sin embargo, un selecto grupo de humanos (con la sensibilidad hiperdesarrollada) preferimos obviar tan mundanas reminiscencias y quedarnos con lo sutil:

¡LOS PEDAZO DE BOLLACOS QUE NOS JALÁBAMOS PARA PONERNOS CERDOS A CUALQUIER HORA DEL DÍA!

Sí, ti@s.
Yo allí fui con un objetivo: ser derrotado por comida.

Y vive Dios que lo conseguí. Me comí un burrito que más parecía un caballo percherón, desayuné un 8.000 de tortitas y zampé sin conocimiento millones de una especie de dontus de pan súper-denso que se llamaban bagels (“beiguels” no me seáis cazurros con la pronunciación).

¡Fuá! Qué buenos estaban los condenaos…

Total, que ya de vuelta y con el botón del pantalón sueltecito, noté que echaba de menos algo: más bagels.

Y yo, que no tengo la suficiente personalidad ni para llevarme la contraria a mi mismo, aún sabiendo que rompería mi apolínea figura levanté el puño en Barajas y juré que nunca más volvería a pasar hambre (de bagels, claro).

Y en esas estamos.

(¡Ah! Y de salsa de mostaza y miel. Que no sólo de pan vive el hombre, joé)

martes, 3 de noviembre de 2009

Movida 53: admirador, esclavo, amigo, siervo.


Aquí nos ponemos tristes y, suponemos, que en Suecia alguna señora respirará tranquila al saber que el señor del bigotillo ya no la va a molestar más.
Otro trozo de cada uno de nosotros que se va.

¡HastaAaa máaaAas veeEeEr, Don José Luis!