
No os dejéis engañar por vuestros ojos plebeyos.
Esto, amigos míos, es un símbolo de poderío, un agasajo de la otrora todopoderosa empresa petrolera a la familia adecuada, un símbolo de distinción, un objeto de deseo, un yate Bribón de vestir, un… un… una… una camiseta-pijama roñosa con el cuello dado de sí, un terrible bujero en el sobaco y olor a chotuno imposible de eliminar.
¡Joder ya, que al final os lo tengo que decir todo!
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