miércoles, 20 de octubre de 2010

Movida 85: Rimembar (V). Chabel, Chabel, ¡qué bien!

Dinero no tengo, tampoco acciones en grandes compañías (ni en pequeñas) y si alguien me preguntase “¿al menos poseerás fincas y todoterrenos para ir de cacería con gentes importantes de-las-de-toda-la-vida?”, mi respuesta sería que “naranjas de la China”.

Ahora, eso sí, hermanas tengo a puñaos. Un montón de ellas. Y todas nacidas en los ochenta. Lo que pasa es que a un par lo poco que les pilló se lo pasaron tratando de controlar sus respectivos esfínteres y ni se acuerdan de las hombreras, ni de la laca, ni de Corrupción en Miami, ni de nada que no fuese tan de los noventa como “La Macarena” o, qué sé yo, el suicidio de Kurt Cobain.
Sin encambio, la más mayor, sí.

Si tú me mandas el típico Power Point con juguetes de aquellos años, lo que no tuviese yo, lo tenía ella.

Y entre todas esas cosas no podía faltar la muñeca segundona que ni por fama ni por estatura podía hacerle sombra a la todopoderosa Barbie de Mattel.
Hablamos, claro, de Chabel de Feber.

En esos años tan convulsos en los que los tíos hechos y derechos trataban de aclararse con si entrar o no en Europa o si las nucleares molaban o no, a mi se me ponía la cabeza loca porque no entendía por qué habían sacado una muñeca (con complementos, hermanitos mellizos, novio y hasta caballo) de la hija de Julio Iglesias.

Algunos años después, siempre desde mi ignorancia silenciosa, ya vi que Chábeli no tenía nada que ver con el asunto. De hecho, para cuando pusieron a la venta estos juguetes, ya hacía una pila de años que la tipa había mutado de niña a mujer.


Si la Biblioteca Nacional quiere éste ejemplar para su archivo, que me llamen con la cartera bien llena de billetes.

1 comentario:

  1. Diooooos! Yo tenía muñecas chabel! Que recuerdos!!! Snif! Snif!!
    Incluso yo te pagaría por esa revista!
    En fin, gracias, me has hecho recordar mis buenos momentos de la infancia, jejeje!

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